jueves, 23 de febrero de 2012

Para reflexionar

"¿Por qué, oh Señor, es tan difícil para mí mantener mi corazón dirigido a ti? ¿Por qué ocupan mi mente, continuamente, las muchas pequeñas cosas que quiero hacer, y mucha de la gente que conozco, incluso durante las horas en que estoy totalmente libre para estar contigo y nada más que contigo? ¿Porqué mi mente vaga en tantas direcciones y por qué mi corazón desea las cosas que hacen que me desvíe? ¿No eres suficiente para mí? ¿Sigo dudando de tu amor y solicitud, de tu misericordia y de tu gracia? ¿Sigo preguntándome, en el centro de mi ser, si me darás todo lo que necesito si sólo mantengo mis ojos en ti?
Por favor, acepta mis distracciones, mi fatiga, mis irritaciones, y mis vagabundeos sin fe. Me conoces más profunda y plenamente de lo que yo me conozco. Me amas con un amor, más grande que aquel con el que yo puedo amarme. Hasta me ofreces más de lo que puedo desear. Mírame, obsérvame en toda mi aflicción y confusón interna, y permíteme sentir tu presencia en medio de mi agitación. Todo lo que puedo hacer es mostrarme a ti. Sin embargo, tengo miedo a hacerlo. Temo que me rechaces. Pero sé que Tú deseas darme tu amor. Lo único que me pides es que no me esconda de ti, que no escape por desesperación, que no actúe como si fueses un déspota impío.

Toma mi cuerpo cansado, mi mente confusa y mi corazón inquieto en tus brazos, y dame descanso, simple y calmo descanso. Ven, Señor Jesús, ven. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario