LAUDES
  Oración de 
Mañana
 
  SALUDO INICIAL
  V. Señor abre mis labios. R. 
Y mi boca proclamará tu alabanza.
 
  Ant. Verdaderamente ha 
resucitado el Señor, Aleluya.
  Salmo 94 
  Venid, aclamemos al 
Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia 
dándole gracias, aclamándolo con cantos. 
  Porque el Señor es un Dios 
grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la 
tierra, son suyas las cumbres de los montes. Suyo es el mar, porque él lo 
hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. 
  Venid, postrémonos por 
tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro 
Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. 
  Ojalá escuchéis 
hoy su voz: "No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá 
en el desierto: cuando vuestros padres me pusieron a prueba, y dudaron de 
mí, aunque habían visto mis obras." 
  Durante cuarenta años aquella 
generación me repugnó, y dije: "Es un pueblo de corazón extraviado, que no 
reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi 
descanso." 
  Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era 
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 
 
  HIMNO
  Estaba al alba María, porque era la 
enamorada. 
  "¡María!" la voz amada. "¡Rabbuní!", dice María. El 
amor se hizo un abrazo junto a las plantas benditas; las llagas 
glorificadas rios de fuego y delicia, Jesús, esposo divino, María, 
esposa cautiva. 
  Estaba al alba María, para una unción preparada. 
  Jesús en las azucenas al claro del bello día. En los brazos del 
Esposo la Iglesia se regocija. ¡Gloria al Señor encontrado, gloria al 
Dios de la alegría, gloria al Amor más amado, gloria y paz, y Pascua y 
dicha! ¡Aleluya! 
  Estaba al alba María, es Pascua en la Iglesia santa. 
¡Aleluya! Amén. 
 
 
  SALMODIA
  Ant. 1. Tú nos 
devuelves la vida, y tu pueblo, Señor, se alegra contigo. 
Aleluya.
  Salmo 84 
  Señor, has sido bueno con tu 
tierra, has restaurado la suerte de Jacob, has perdonado la culpa de tu 
pueblo, has sepultado todos sus pecados, has reprimido tu cólera, has 
frenado el incendio de tu ira. 
  Restáuranos, Dios, salvador 
nuestro; cesa en tu rencor contra nosotros. ¿Vas ha estar siempre 
enojado, o a prolongar tu ira de edad en edad? 
  ¿No vas a devolvernos 
la vida, para que tu pueblo se alegre contigo?. Muéstranos, Señor, tu 
misericordia y danos tu salvación. 
  Voy a escuchar lo que dice el 
Señor: "Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se 
convierten de corazón." 
  La salvación está ya cerca de sus fieles, y 
la gloria habitará en nuestra tierra; la misericordia y la fidelidad se 
encuentran, la justicia y la paz se besan; 
  la fidelidad brota de la 
tierra, y la justicia mira desde el cielo; el Señor dará la lluvia, y 
nuestra tierra dará su fruto. 
  La justicia marchará ante él, la 
salvación seguirá sus pasos. 
  Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu 
Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los 
siglos. Amén. 
 
  Ant. 1. Tú nos devuelves la vida, y tu pueblo, 
Señor, se alegra contigo. Aleluya. 
  Ant. 2. Confiamos en el Señor; 
él nos dará la luz y la paz. Aleluya. 
 
 
  Cántico  Is 26, 
1-4.7-9.12 
  Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla 
murallas y baluartes: 
  Abrid las puertas para que entre un pueblo 
justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la 
paz, porque confía en ti. 
  Confíad siempre en el Señor, porque el 
Señor es la Roca perpetua: 
  La senda del justo es recta. Tú allanas el 
sendero del justo;  en la senda de tus juicios, Señor, te 
esperamos, ansiando tu nombre y tu recuerdo. 
  Mi alma te ansía de 
noche, mi espíritu en mi interior madruga por ti, porque tus juicios son 
luz de la tierra, y aprenden justicia los habitantes del orbe. 
  Señor, 
tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú. 
  Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un 
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 
 
  Ant. 2. Confiamos en el Señor; él nos dará la luz y la paz. 
Aleluya. 
  Ant. 3. La tierra ha dado su fruto: que canten de 
alegría las naciones. Aleluya. 
 
  Salmo 66 
  El Señor 
tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la 
tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. 
  ¡Oh Dios!, que te 
alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. 
  Que canten de 
alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los 
pueblos con rectitud  y gobiernas las naciones de la tierra. 
  ¡Oh 
Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. 
  La 
tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos 
bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. 
  Gloria al Padre, y 
al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y 
siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 
  Ant. 3. La tierra 
ha dado su fruto: que canten de alegría las naciones. Aleluya. 
 
 
  LECTURA BREVE Hch 13, 30-33 
  Dios resucitó a 
Jesús de entre los muertos. Y durante muchos días se apareció a los que con él 
habían subido de Galilea a Jerusalén: estos efectivamente,dan ahora testimonio 
de él ante el pueblo. Y nosotros os damos la buena nueva: la promesa que Dios 
hizo a nuestros padres la ha cumplido él ahora con nosotros, sus hijos, 
resucitando a Jesús, según está escrito en el salmo segundo: "Tú eres mi Hijo, 
yo te he engendrado hoy." 
 
  RESPONSORIO BREVE
  V. El 
Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya. R. El Señor ha resucitado 
del sepulcro. Aleluya, aleluya. 
  V. El que por nosotros colgó de 
madero. R. Aleluya, aleluya. 
  V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al 
Espíritu Santo. R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya. 
 
  CÁNTICO EVANGÉLICO 
  Ant. Os lo digo con toda 
verdad: Moisés no os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero 
pan del cielo. Aleluya. 
  Cántico a 
Zacarías
 
 
  PRECES
  Alabemos a Cristo, que con su 
poder reconstruyó el templo destruido de su cuerpo, y supliquémosle: 
  Concédenos, Señor, los frutos de tu resurrección. 
  
Cristo, Salvador, que en tu resurrección anunciaste la alegría a las mujeres 
y a los apóstoles y salvaste al universo entero,  conviértenos en testigos 
de tu resurrección. 
  
Tu que has prometido la resurrección universal y has anunciado una vida 
nueva,  has de nosotros mensajeros del Evangelio de la vida. 
  
Tú que te apareciste repetidas veces a los apóstoles y les comunicaste el 
Espíritu Santo,  renuévanos por el Espíritu consolador. 
  
Tú que prometiste estar con tus discípulos hasta el fin del mundo, 
 quédate hoy con nosotros y sé siempre nuestro compañero. 
  Se 
pueden añadir algunas intenciones libres 
 
  Concluyamos nuestra 
oración, diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro maestro: Padre nuestro 
...
 
  ORACION
  Señor, tú que abres las puertas del reino 
celestial a los que han renacido por el agua y por el Espíritu Santo, acrecienta 
en tus hijos la gracia que les has dado, para que no se vean privados de tus 
promesas los que han sido ya purificados de sus culpas. Por nuestro Señor 
Jesucristo, tu Hijo. 
 
 
  CONCLUSIÓN
  V. El Señor nos 
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. 
Amén.
  _________________________
 
  VISPERAS
  Oración 
de la noche
 
  SALUDO INICIAL
  V. Dios mío, ven en mi 
auxilio. R. Señor date prisa en socorrerme. 
  Gloria al Padre, al Hijo, 
y al Espíritu Santo.
  Como era en el principio, ahora y siempre, por los 
siglos de los siglos. Amén. Aleluya. 
 
  HIMNO
  Nos reúne 
de nuevo el misterio del Señor que resurge a la vida, con su luz ilumina a 
la Iglesia, como el sol al nacer cada día. 
  Resucita también nuestras 
almas, que tu muerte libró del castigo y vencieron contigo al pecado en 
las aguas del santo bautismo. 
  Transfigura los cuerpos mortales que 
contemplan tu rostro glorioso, bella imagen del Dios invisible que ha 
querido habitar con nosotros. 
  Cuando vengas, Señor, en tu gloria, que 
podamos salir a tu encuentro, y a tu lado vivamos por siempre dando 
gracias al Padre en el reino. Amén. 
 
  SALMODIA
  Ant. 
1. Paz a vosotros, yo soy en persona, aleluya: no os alarméis. Aleluya. 
 
  Salmo 124 
  Los que confían en el Señor son como el 
monte Sión: no tiemblan, está asentado para siempre. 
  Jerusalén está 
rodeada de montañas, y el Señor rodea a su pueblo ahora y por siempre. 
  No pesará el cetro de los malvados sobre el lote de los justos, no 
sea que los justos extiendan su mano a la maldad. 
  Señor, concede 
bienes a los buenos, a los sinceros de corazón; y a los que se desvían por 
sendas tortuosas, que los rechace el Señor con los malhechores. ¡Paz a 
Israel! 
  Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en 
un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 
 
  Ant. 1. Paz a vosotros, yo soy en persona, aleluya: no os 
alarméis. Aleluya. 
  Ant. 2. Espere Israel en el Señor. Aleluya. 
 
  Salmo 130 
  Señor, mi corazón no es ambicioso, ni 
mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi 
capacidad; sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de 
su madre. 
  Espere Israel en el Señor ahora y por siempre. 
  Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un 
principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 
 
  Ant. 2. Espere Israel en el Señor. Aleluya. 
  Ant. 
3. Tema al Señor la tierra entera, porque él lo dijo y existió. Aleluya. 
 
  Cántico  Ap. 4,11; 5, 9-10. 12 
  Eres digno, Señor 
Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder,  porque tú has 
creado el universo;  porque por tu voluntad lo que no existía fue creado. 
  Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste 
degollado  y por tu sangre compraste para Dios  hombres de toda raza, 
lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios  un reino 
de sacerdotes y reinan sobre la tierra. 
  Digno es el cordero degollado 
 de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la 
gloria y la alabanza. 
  Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu 
Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los 
siglos. Amén. 
  Ant. 3. Tema al Señor la tierra entera, porque él 
lo dijo y existió. Aleluya. 
 
  LECTURA BREVE 1Pe 2, 4-5 
  Acercándoos al Señor, la piedra viva, rechazada por los hombres, pero 
escogida y apreciada por Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en 
la construcción del templo de Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para 
ofrecer sacrificios espírituales que Dios acepta por Jesucristo. 
 
  RESPONSORIO BREVE
  V. Los discípulos se llenaron de 
alegría. Aleluya, aleluya. R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, 
aleluya. 
  V. Al ver al Señor. R. Aleluya, aleluya. 
  V. Gloria 
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Los discípulos se llenaron de 
alegría. Aleluya, aleluya. 
 
 
  CÁNTICO EVANGÉLICO
  Ant. 
El pan de Dios es el que ha bajado del cielo y da la vida al mundo. Aleluya. 
  Cántico de la Santísima Virgen 
María
 
  PRECES
  Aclamemos alegres a Cristo, que 
después de ser sepultado en el seno de la tierra resucitó gloriosamente a vida 
nueva, y digámosle confiados: 
  Rey de la gloria, escúchanos. 
  
Te rogamos, Señor, por los obispos, los presbíteros y los 
diáconos, que sirvan con celo a tu pueblo y lo conduzcan por el camino del 
bien. 
  
Te rogamos, Señor, por los que sirven a tu Iglesia con el estudio de tu 
palabra,  que escudriñen tu doctrina con pureza de corazón y deseo de 
adoctrinar a tu pueblo. 
  
Te rogamos, Señor, por todos los fieles de la Iglesia, que combatan 
bien el combate de la fe y, habiendo corrido hasta la meta, alcancen la corona 
merecida. 
  
Tú que en la cruz cancelaste la nota de cargo de nuestra deuda, 
 destruye también en nosotros toda clase de esclavitud y líbranos de toda 
tiniebla. 
  Se pueden añadir algunas intenciones libres 
 
  Tú 
que al bajar al lugar de los muertos abriste las puestas del abismo, recibe a 
nuestros hermanos difuntos en tu reino. 
  Terminemos nuestra oración con 
las palabras del Señor: Padre Nuestro 
....
 
  ORACION
  Señor, tú que abres las puertas del reino 
celestial a los que han renacido por el agua y por el Espíritu Santo, acrecienta 
en tus hijos la gracia que les has dado, para que no se vean privados de tus 
promesas los que han sido ya purificados de sus culpas. Por nuestro Señor 
Jesucristo, tu Hijo. 
 
  CONCLUSIÓN
  V. El Señor nos 
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén
 
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